viernes, 23 de marzo de 2018

Todos por la línea sin salirse de ella

Imagen relacionadaEs cierto, nuestro sistema educativo es así, todo está marcado y de ahí no te salgas porque entonces estás perdido.
 Nuestros hijos tienen que aprender palabra por palabra lo que pone el libro para después repetir la lección palabra por palabra y como loros; una lección que en la mayoría de casos olvidan inmediatamente terminan el examen. ¿Dónde queda el aprendizaje? ¿Dónde queda el pensamiento? ¿Dónde queda la creatividad?. Sí, es cierto, tenemos que aprender lo que otros han descubierto o inventado, cierto, pero podemos dejar que se expresen sin tener que repetir palabra por palabra para que no le reste puntuación, por favor, no son robots.

Me da la sensación que nuestr@s alumn@s caminan por una línea de la cual no pueden salirse.


Este método es fácil de llevar para el profesor pero muy difícil de llevar para l@s alumn@s que ven sus tardes sentados delante de un libro intentando memorizarlo todo.

Debemos hacer algo, CAMBIAR, luchar por un sistema que apueste por la creatividad y el aprendizaje vivencial y significativo, eliminar la memorización y los exámenes, flexibilizar el currículo, reducir  las ratios en vez de aumentarlas y dar un verdadero impulso a la educación emocional, la personalización y la atención a las necesidades individuales.

Pero, ¿Cuáles son los fallos más importantes de nuestro sistema educativo?. Según Azucena Caballero y Mireia Long, creadoras de la Pedagogía Blanca :
•En infantil: separación temprana de sus figuras de apego, mala adaptación, fichas interminables y obligación de normas que impiden al niño su actividad natural de juego, movimiento y experimentación.
•En primaria: memorización y estandarización, deberes y más deberes, exámenes que no valoran la creatividad y la curiosidad y sí la capacidad de estudiar exactamente lo que pone en el libro. Y eso sí, muchos castigos como si los castigos fueran a despertar su amor al saber.
•En secundaria: llegan hartos, forzados a seguir poniendo horas a aprender lo que otros exigen necesario y sin capacidad de preguntarse sobre ellos mismos, sin tiempo libre agotados y sin capacidad de pensamiento crítico.
Por supuesto, hay alumnos que mantienen la pasión y la capacidad de investigación y maestros con una enorme vocación dispuestos a seguir dándoles a los niños las herramientas para aprender a pensar. Pero con un currículo cerrado, contenidos prescriptivos, homogeneidad y valoración de resultados en exámenes memorísticos, con la amenaza siempre de los suspensos, bien difícil lo tienen los que quieren un cambio del paradigma.
En nuestro sistema se sigue priorizando la memorización por encima del raciocinio y tod@s los que nos dedicamos a la educación y vemos qué está ocurriendo deberíamos hacer algo, aunque yo diría MUCHO, para mantener a los estudiantes entusiasmados con su propio aprendizaje
                                                                                                                Anany
                               

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